¿Sabías que en Islandia hay más ovejas que personas?
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Entre volcanes y glaciares, son las verdaderas protagonistas del paisaje
En Islandia hay casi tantas ovejas como personas. O incluso más, según la época del año. Este pequeño país del Atlántico Norte, conocido por sus paisajes volcánicos y sus auroras boreales, también tiene una curiosa relación con la lana: las ovejas superan a los humanos en número, una proporción que pocos países del mundo pueden presumir.
Según Fun Iceland, la población ovina islandesa ronda el medio millón de cabezas en invierno y puede alcanzar las 800.000 en verano, cuando los corderos ya han nacido. Mientras tanto, el número de habitantes se mantiene estable alrededor de los 370.000 o 380.000, lo que significa que en algunos meses hay más del doble de ovejas que personas.
La cuenta de viajes @theglobaltrip mostraba recientemente imágenes de carreteras islandesas donde las ovejas campan a sus anchas, cruzando sin preocuparse demasiado por el tráfico. En la publicación se destaca que, durante los meses más cálidos, las ovejas se dispersan por las montañas y los valles, pastando libremente sin vallados. Los viajeros deben conducir con precaución, porque no es raro que un grupo de ovejas interrumpa el camino con total naturalidad. Esta convivencia tan cotidiana ilustra mejor que ninguna cifra cómo la vida en Islandia se adapta al ritmo tranquilo (y un tanto imprevisible) de estos animales.
Según datos oficiales de Statistics Iceland, el número de ovejas disminuyó un 3 % entre 2022 y 2023, aunque sigue siendo elevado para un país con menos de 400.000 habitantes. Aun así, Islandia continúa apareciendo entre los países con más ovejas por persona, con una media de entre 1,2 y 2 ovejas por habitante, según estimaciones de GetRawMilk.com.
Un símbolo para Islandia
Esta curiosa estadística se ha convertido en símbolo nacional. De hecho, la cría de ovejas sigue siendo parte esencial de la vida rural islandesa. Desde hace siglos, las familias han dependido de ellas para obtener carne, leche y, sobre todo, lana, materia prima de los característicos jerséis islandeses de punto grueso, los lopapeysa.
El vínculo entre los islandeses y sus ovejas también se refleja en las tradiciones. Cada otoño se celebra la Réttir, una festividad descrita por Hey Iceland en la que comunidades enteras se reúnen para recoger las ovejas que han pastado libremente durante el verano. No solo marca el fin del pastoreo, sino que refuerza la vida comunitaria en el campo islandés.
Más allá de las cifras, esta relación tan estrecha entre ovejas y personas tiene implicaciones medioambientales. Las ovejas contribuyen al mantenimiento de los paisajes abiertos, pero el pastoreo extensivo también puede generar erosión del suelo, un problema que las autoridades islandesas llevan años vigilando.
En definitiva, sí: en Islandia hay más ovejas que personas. No es solo una anécdota estadística, sino un reflejo de cómo naturaleza y cultura conviven en equilibrio, formando la identidad de uno de los países más singulares del mundo.
En Islandia hay casi tantas ovejas como personas. O incluso más, según la época del año. Este pequeño país del Atlántico Norte, conocido por sus paisajes volcánicos y sus auroras boreales, también tiene una curiosa relación con la lana: las ovejas superan a los humanos en número, una proporción que pocos países del mundo pueden presumir.
Según Fun Iceland, la población ovina islandesa ronda el medio millón de cabezas en invierno y puede alcanzar las 800.000 en verano, cuando los corderos ya han nacido. Mientras tanto, el número de habitantes se mantiene estable alrededor de los 370.000 o 380.000, lo que significa que en algunos meses hay más del doble de ovejas que personas.
La cuenta de viajes @theglobaltrip mostraba recientemente imágenes de carreteras islandesas donde las ovejas campan a sus anchas, cruzando sin preocuparse demasiado por el tráfico. En la publicación se destaca que, durante los meses más cálidos, las ovejas se dispersan por las montañas y los valles, pastando libremente sin vallados. Los viajeros deben conducir con precaución, porque no es raro que un grupo de ovejas interrumpa el camino con total naturalidad. Esta convivencia tan cotidiana ilustra mejor que ninguna cifra cómo la vida en Islandia se adapta al ritmo tranquilo (y un tanto imprevisible) de estos animales.
Según datos oficiales de Statistics Iceland, el número de ovejas disminuyó un 3 % entre 2022 y 2023, aunque sigue siendo elevado para un país con menos de 400.000 habitantes. Aun así, Islandia continúa apareciendo entre los países con más ovejas por persona, con una media de entre 1,2 y 2 ovejas por habitante, según estimaciones de GetRawMilk.com.
Un símbolo para Islandia
Esta curiosa estadística se ha convertido en símbolo nacional. De hecho, la cría de ovejas sigue siendo parte esencial de la vida rural islandesa. Desde hace siglos, las familias han dependido de ellas para obtener carne, leche y, sobre todo, lana, materia prima de los característicos jerséis islandeses de punto grueso, los lopapeysa.
El vínculo entre los islandeses y sus ovejas también se refleja en las tradiciones. Cada otoño se celebra la Réttir, una festividad descrita por Hey Iceland en la que comunidades enteras se reúnen para recoger las ovejas que han pastado libremente durante el verano. No solo marca el fin del pastoreo, sino que refuerza la vida comunitaria en el campo islandés.
Más allá de las cifras, esta relación tan estrecha entre ovejas y personas tiene implicaciones medioambientales. Las ovejas contribuyen al mantenimiento de los paisajes abiertos, pero el pastoreo extensivo también puede generar erosión del suelo, un problema que las autoridades islandesas llevan años vigilando.
En definitiva, sí: en Islandia hay más ovejas que personas. No es solo una anécdota estadística, sino un reflejo de cómo naturaleza y cultura conviven en equilibrio, formando la identidad de uno de los países más singulares del mundo.
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