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Lyles despedaza al Barça y el Madrid conquista su noveno clásico consecutivo

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Lyles despedaza al Barça y el Madrid conquista su noveno clásico consecutivo
El Real Madrid vivió una noche mágica en el Palau. No solo arrasó al Barcelona gracias a su increíble acierto en el triple (60%) y a una actuación legendaria de Lyles (29 puntos), sino que consiguió su primera victoria a domicilio de la temporada continental y, además, hizo claudicar a su eterno rival por novena vez consecutiva. Hay que remontarse al 7 de abril de 2024 para ver a los azulgranas triunfar en un clásico, un auténtico drama que nada tiene que ver con las sensaciones de los blancos cuando se ven las caras. Sus defectos desaparecen y, por momentos, rozan la perfección. Tras un emotivo homenaje a Álex Abrines, retirado el pasado verano tras una década defendiendo la elástica azulgrana, comenzó el primer clásico de la temporada. El espectáculo solo tardó unos segundos en aterrizar después de que Campazzo, sobre la bocina, metiese un espectacular triple a una mano y desde la esquina. La acción, sin embargo, solo fue un picante aperitivo antes de que las estrategias se impusieran. El Barça defendía bien y se organizaba en ataque al ritmo de Shengelia, mientras que el Madrid buscaba con ahínco la pintura y cerraba con vehemencia el rebote defensivo. La fórmula visitante fue más efectiva y, tras una genial suspensión de Abalde, su ventaja se elevó hasta los siete tantos.El ritmo no paraba de crecer y Lyles comenzaba a imponer su fantástico talento, aunque el Barça, ya recompuesto, se acercaba en el marcador gracias a una fluida circulación de balón y los picotazos de Vesely y Punter. Solo el acierto de Campazzo desde la larga distancia, tres triples en el primer cuarto, conseguían contener el ímpetu de los chicos de Peñarroya, que por momentos se calentaban como un horno. Aunque todo cambió en las últimas posesiones del primer cuarto con la irrupción de la segunda unidad madridista, liderada por Hezonja, Garuba y Okeke. Este último, con un triple desde su campo, pintó la máxima diferencia para los visitantes (24-34). Noqueado el Barça, el Madrid se tiró a por su yugular. Hezonja y Maledon destrozaban la defensa con sus diabluras mientras que sus rivales erraban una y otra vez hasta los lanzamientos más sencillos. En medio del atropello, debutó Alex Len de blanco pero, aunque su músculo está contrastado, se le vio un poco perdido ante la intensidad del baloncesto europeo. Poco importaba, pues el Madrid se sentía muy superior y, si Scariolo detectaba algún déficit, movía el banquillo con avidez para erradicar cualquier amago local de remontada, como el que intentaron edificar Clyburn y Vesely en el ecuador del segundo acto. A su vera, el Barça sacó todo su corazón aunque Lyles no paraba de martirizarle. Con la llegada del descanso, consiguió reducir la diferencia de 16 a diez (48-58). El paso por los vestuarios sentó mejor a los merengues, que por momentos rozaban la perfección. Shengelia tiraba del carro, líder nato el georgiano, aunque la bajada de revoluciones del sus compañeros invisibilizaba su gran actuación. También Lyles, una ametralladora con cargadores infinitos. El canadiense no paraba de mostrar su mirada asesina, daba igual desde dónde realizaba la suspensión. Sus tiros siempre besaban la red y el Madrid, a cada minuto que pasaba, veía más cerca una nueva victoria. (69-85). Sin muchas opciones, los catalanes desplegaron toda su ira, se entregaron a la fricción. Su amplio corazón, unido a la fe de Clyburn y Punter, parecieron generar un cambio de tendencia. Los 18 puntos de ventaja visitante comenzaron a desmoronarse, los tambores de remontada volvieron a amenazar al Madrid. Punter, tras un encuentro muy discreto, desplegó todo su arsenal para hacer sudar tinta a los chicos de Scariolo. Pero, esta vez, el Madrid no se desplomó como sí hizo ante la Virtus de Bolonia, el Baskonia, el Maccabi o el Bayern de Múnich. Ahuyentó a sus fantasmas, que eran muchos en la últimas semanas, mantuvo la mente fría y anotó los tiros abiertos que necesitaba para firmar su primera victoria a domicilio en la Euroliga. Y en casa del Barcelona, nada menos.

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