El tirón antiecológico germina en el plan contra el cambio climático de la Unión Europea
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Dos años después de que la UE forzara una histórica petición de abandonar los combustibles fósiles, la presión de los partidos negacionistas se hace notar en vísperas de la Cumbre del Clima de Brasil
Los 27 países de la UE debilitan las exigencias climáticas para cerrar un acuerdo para la COP30
En dos años, la Unión Europea ha pasado de presionar a tope para que la decisión final de la Cumbre del Clima de Dubai incluyera una clara petición de abandono de los combustibles fósiles a aguar sus planes para atajar la crisis climática para contentar a los estados reticentes. Tras 20 horas de reunión en Bruselas, los 27 cerraron el miércoles un objetivo de reducción de emisiones del 90% para 2040 que, con la puerta abierta de la compra de derechos de emisión, puede verse reducido al 80%.
Así que la semilla antiecológica plantada por la ultraderecha en la Unión Europea va germinando en forma esta vez de plan climático sacado in extremis, a solo cinco días del comienzo de la cumbre del clima de la ONU, y con concesiones a los retardistas. “Los políticos de la UE, en lugar de avalar el resultado del informe científico encargado para decidir el objetivo a largo plazo, han sustituido las indicaciones científicas”, reflexiona el coordinador del área de cambio climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz.
Los políticos de la UE, en lugar de avalar el resultado del informe científico encargado para decidir el objetivo a largo plazo han atendido a los falsos mitos económicos que dicen que la transformación energética no es competitiva
Javier Andaluz
— Coordinador del área de cambio climático de Ecologistas en Acción
Andaluz se refiere al informe redactado por el Panel europeo de consejeros científicos para el cambio climático que había trazado un nivel de reducción de emisiones de CO₂ para 2040 entre el 90% y el 95% –se ha escogido el extremo más bajo de la horquilla– para el que, indicaban los expertos, “hacen falta esfuerzos significativos”.
El panel recordaba que este objetivo se centraba en recortes de emisiones dentro de la Unión Europea y advertía de que “autorizar créditos de carbono de reducciones de emisiones hechas fuera de la Unión Europea arrastra riesgos significativos”.
Justo ese tipo de créditos, es decir, que los países europeos paguen a otros estados para contaminar a cambio de descontarse de sus emisiones la cantidad de CO₂ recortada por esos países a los que se paga, ha sido la línea roja impuesta por miembros como Italia para firmar el acuerdo anunciado este miércoles.
Los 27 países de la UE debilitan las exigencias climáticas para cerrar un acuerdo para la COP30
En dos años, la Unión Europea ha pasado de presionar a tope para que la decisión final de la Cumbre del Clima de Dubai incluyera una clara petición de abandono de los combustibles fósiles a aguar sus planes para atajar la crisis climática para contentar a los estados reticentes. Tras 20 horas de reunión en Bruselas, los 27 cerraron el miércoles un objetivo de reducción de emisiones del 90% para 2040 que, con la puerta abierta de la compra de derechos de emisión, puede verse reducido al 80%.
Así que la semilla antiecológica plantada por la ultraderecha en la Unión Europea va germinando en forma esta vez de plan climático sacado in extremis, a solo cinco días del comienzo de la cumbre del clima de la ONU, y con concesiones a los retardistas. “Los políticos de la UE, en lugar de avalar el resultado del informe científico encargado para decidir el objetivo a largo plazo, han sustituido las indicaciones científicas”, reflexiona el coordinador del área de cambio climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz.
Los políticos de la UE, en lugar de avalar el resultado del informe científico encargado para decidir el objetivo a largo plazo han atendido a los falsos mitos económicos que dicen que la transformación energética no es competitiva
Javier Andaluz
— Coordinador del área de cambio climático de Ecologistas en Acción
Andaluz se refiere al informe redactado por el Panel europeo de consejeros científicos para el cambio climático que había trazado un nivel de reducción de emisiones de CO₂ para 2040 entre el 90% y el 95% –se ha escogido el extremo más bajo de la horquilla– para el que, indicaban los expertos, “hacen falta esfuerzos significativos”.
El panel recordaba que este objetivo se centraba en recortes de emisiones dentro de la Unión Europea y advertía de que “autorizar créditos de carbono de reducciones de emisiones hechas fuera de la Unión Europea arrastra riesgos significativos”.
Justo ese tipo de créditos, es decir, que los países europeos paguen a otros estados para contaminar a cambio de descontarse de sus emisiones la cantidad de CO₂ recortada por esos países a los que se paga, ha sido la línea roja impuesta por miembros como Italia para firmar el acuerdo anunciado este miércoles.
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