'Carn humana': Padres adoptivos buscan hijos prodigiosos
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Crítica de teatro 'Carn humana' Autoría y dirección Josep Julien Escenografía Anna Tantull Iluminación Xavi Gardés Voz en off Jaume Poll Intérpretes Santi Ricart, Meritxell Calvo Lugar Sala Atrium, Barcelona 4La divinidad 'subespontánea' significa para la pareja de ' Carne humana ' la clave del porvenir. Se trata de adoptar una criatura en países subdesarrollados o con conflictos bélicos y participar de su eclosión genial… o divina. Si el niño ucraniano del vecino está pintando la Capilla Sixtina en el techo de su cuarto, el hijo de ellos podría ser un epígono de Cristo, capaz de andar sobre las aguas de la piscina, provocar lluvia o multiplicar las raciones de Nocilla en una fiesta infantil. Si no es así irán a por otro en otro lejano país… Josep Julien retorna a su faceta autoral un año después de aquella ' La noche del pez kiwi ' que puso en el Lliure por estas mismas fechas. El protagonista de aquel monólogo es un actor que prepara un casting para el ' Titus Andronicus ' de Shakespeare. Si supera la prueba podrá abonar el alquiler del piso que antes compartía y ahora no puede mantener tras el abandono de su pareja. Casting fracasado que el actor presentará como un éxito en una huida hacia adelante.A diferencia de aquella pieza de arranque prometedor y desenlace confuso, esta 'carne humana' depara un montaje trufado de humor que evoluciona de la crítica social -el egoísmo de tener un hijo que maquilla un supuesto amor- al humor negro. Si en 'La noche del pez kiwi' Santi Ricart encarnaba al actor mentiroso, en 'Carne humana' es el padre abrumado por la insistencia de su pareja (estentórea Meritxell Calvo ). Está empeñada en conseguir al vástago superdotado que le permita vencer en las competiciones 'filiales' con los vecinos. En un jardín invadido por las hormigas y amenizado con la wagneriana cabalgata de las walkirias, la pareja teje hilarantes observaciones sobre la supuesta divinidad de su niño de cinco años. Si no es Cristo podría ser Clark Kent, sugiere ella ante un padre que duda entre ser San José o el Marlon Brando de 'Superman'. Habrá que buscarle un mánager, concluyen.Un texto de una hora en el que Julien canaliza una sátira sobre la pérdida de los límites éticos en la sociedad de consumo. Y un buen motivo para invertir nuestros ocios en el teatro.
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